miércoles, 1 de octubre de 2014

πτῶσις, écroulement

Puedo sentir la fría sonrisa del dios de estas aguas al mecer mi frágil cuerpo con su danza. 

Al principio, todo era caos: las olas batían contra sus hermanas, olían a ira y a azufre, de sus choques resultaban melodías de acero chocante, y entre sus brazos me sentía peligrar. 

Me sentí morir, sí, supe cuál era el dulce sabor de la muerte en este vasto océano en el que he despertado.

Abro los ojos, empapados, desgastados de llorar sal, y un cielo parduzco se aparece sobre mí. Sucio atardecer, puerta que me condena a la oscuridad de la noche mientras surco unas aguas en las que no reconozco ni un solo resquicio de mí. 

Doy una vuelta, dos, tres, hasta cuatro, pero no parece haber tierra en ningún sitio. Tampoco hay rocas, o nubes, ni siquiera el aleteo de un ave marina o el chapotear de un triste pececillo de torva mirada y sin recuerdos que anhelar. Nada, nada más que agua salada que hace de mí un pelele al que hacer bailar.

Mis labios amoratados tiemblan por el frío, apenas puedo sentir los pies. En este lugar tan extraño no se conoce el significado de la palabra calor. Este lugar, ¿qué demonios es? ¿Es esto el infierno? ¿Es una lágrima infinita derramada por un ente caprichoso y egoísta que disfruta viendo cómo me ahogo? ¿Es un cielo creado por la ironía y el sarcasmo, donde el placer es morir lentamente y sin sufrimiento aparente? ¿Y cómo he llegado aquí?

Sólo sé que estaba perdida en el mundo que creé en mi cabeza, y que ahora nado, vagabunda, detestando la sinfonía de las sirenas como si fuesen chillidos de muerte astral. ¿He caído? He caído. He caído y no me puedo levantar, porque no hay tierra firme bajo mi cuerpo, y de mis brazos ya no hay quien pueda tirar. He caído a un mar infinito, las espinas brotan lentamente de cada poro de mi piel. Floto entre las verdes aguas, transformándome en una rosa del color de mi boca triste, y floto, entristecida, como un barco a la deriva. 




Emily Broken Rose



2 comentarios:

  1. Precioso sentimiento de ahogo cogiendo como entorno la mar.

    Cuando quieras hablamos e intentaré salvarte con porciones de tierra administradas por el que un día escogió el batir entre olas como base interna para la expulsión de palabras que conforman textos.

    NO DEJES DE ESCRIBIR Y CREAR.

    Un abrazo,
    Escritor Sentimientos

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  2. ¡Muchas gracias, Abel! Es un honor tenerte por aquí y saber que te has molestado en leer. Me alegra que te haya gustado, espero que hablemos pronto, y tranquilo, no dejaré de escribir: si se me acaba la tinta, usaré mi propia sangre.

    Un frío beso

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